¿POR QUE DEBO ARGUMENTAR?

¿POR QUE DEBO ARGUMENTAR?

Argumentar es dar buenas razones a favor de una idea. Algunos creen que argumentar es solo expresar ideas . Un argumento implica dar buenas razones que apoyen una conclusión. Una buena razón son las relevancias con las que se defiende un tema. Una buena razón convence porque es racionalmente aceptable. Se debe tener cuidado de las falacias que son ideas incorrectas pero psicológica mente persuasivas. Un buen argumento ofrece razones para formar nuestras filosofías, mientras que la falacia busca persuadirnos para que pensemos falazmente.  Por lo que argumentar nos permitirá crear filosofías que respondan a nuestro contexto con un criterio firme y sobre todo justificado. Para crear una argumentación cuya conclusión contenga buenas razones serian: 1.- Qué razones tengo para defender y afirmar mi conclusión. 2.- Hacer una lista de esas razones. 3.-Elegir aquellas que a mi juicio son mejores para defender mi conclusión. 4.-Presentar la conclusión seguida por razones que sean fiables de lo contrario será un argumento débil. 5.-Utilizar términos claros, concisos y concretos para quienes presentamos nuestro argumentos. 6.-No ser emotivos sino racionales, para no peligrar en caer en el convencer con chantaje.   

Argumentar consiste en ofrecer una serie de razones o de pruebas en apoyo de una conclusión. Como no todos los puntos de vista son iguales, y a menudo las personas discutimos acerca de ellos, es bueno informarse acerca de qué opiniones son mejores. Al hacerlo, podremos formarnos nuestra propia opinión, juzgar con mayores garantías de acierto y, en la medida de lo posible, evitar errores.

Los errores en la argumentación se denominan falacias. Algunos de ellos son tan comunes y tentadores que tienen sus propios nombres. Ni que decir tiene que las falacias se pueden cometer tanto voluntaria como involuntariamente. Pero como  para detectar una falacia hay que entender cuál es la regla que incumple, veamos primero los buenos argumentos y las reglas que éstos siguen. Por cierto, en todo argumento hay que distinguir entre premisas y conclusión. Las premisas son las afirmaciones mediante las cuales ofrecemos nuestras razones; la conclusión es el enunciado a favor del cual estamos dando esas razones.